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Enfoque en el Adolescente: Daño Autoinfligido

 

Daño autoinfligido, en ocasiones llamado automutilación, es un término general para una variedad de daños provocados a uno mismo de forma intencional sin que al mismo tiempo exista un deseo de morir a causa de las heridas provocadas hacia uno mismo. El patrón más común de automutilación incluye cortarse la piel con navajas o cuchillos, morderse, pegarse o magullarse, quemarse, pellizcarse o halarse la piel o el pelo, o amputarse partes del cuerpo. No se considera daño autoinfligido si el objetivo principal de la conducta es por satisfacción sexual, decoración corporal, rito de ilustración espiritual, o un intento para lograr aceptación de grupo.

 

Aproximadamente el 1de la población de los Estados Unidos de América utiliza la automutilación como una manera de manejar sentimientos o situaciones agobiantes. La incidencia de daño autoinfligido es más alta en mujeres adolescentes, pacientes diagnosticados con desordenes de personalidad inciertos, y pacientes diagnosticados con un desorden disasociativo. El típico automutilador es mujer, entre los 25 y principios de los 30 años, y se ha estado haciendo daño a sí misma desde la adolescencia. Ella tiende a ser de clase media o media alta, inteligente, bien educada, y su conducta se relaciona con traumas en un pasado de abuso físico, abuso sexual, o al menos un progenitor alcohólico.

 

Varios investigadores entienden que el daño autoinfligido es resultado de sentimientos de vergüenza o la necesidad de aliviar tensión, mientras que el intento suicida refleja sentimientos de rechazo o falta de esperanza. Aún así, las estadísticas demuestran que cerca del 50de los individuos que se causan daño a si mismos también intentan suicidio en algún momento en sus vidas.

 

El daño autoinfligido o la automutilación es un mecanismo de adaptación negativa para salir adelante. Los individuos que se provocan daño a si mismos provienen de todos los caminos de la vida y de todos los grupos económicos. Algunas personas que se provocan daño a si mismas funcionan de forma efectiva en trabajos que requieren mucho esfuerzo en campos como educación, medicina, leyes, y negocios, por mencionar algunos. La incidencia de daño autoinfligido es casi igual a la de desordenes de alimentación, pero al ser altamente estigmatizado, la mayoría de las personas ocultan sus heridas cuidadosamente. Otros mecanismos de adaptación para salir adelante aparentemente más aceptados en la sociedad estadounidense lo son el alcoholismo, el abuso de drogas, la sobrealimentación, anorexia, bulimia, trabajar de forma obsesiva y fumar.

 

Un elemento histórico significativo, común entre las personas que se provocan daño a si mismas, es que han aprendido a desconfiar de su propia interpretación de lo que les rodea; desde temprana edad no se les reconoció su valor. Cuando niños aprendieron que ciertos sentimientos no estaban permitidos. Pueden haber sido castigados por expresar ciertos pensamientos o sentimientos, mientras que al mismo tiempo no tenían buenos modelos a seguir para superar tensiones.

 

Los científicos piensan que problemas en el sistema de serotonina pueden predisponer algunas personas a provocarse daño a si mismas haciendo que estos tiendan a ser más agresivos e impulsivos que otras personas. Esta alteración de los neurotransmisores, combinado con la creencia de que algunos sentimientos son malos o equivocados, pueden llevar a revertir la agresión hacia uno mismo. En algunas personas provocarse daño lleva a la liberación de endorfinas (modo natural del cuerpo para detener el dolor), lo que reduce el nivel de la tensión.

 

Daño autoinfligido es el acto de intentar alterar un estado de ánimo por medio de hacerse daño físico lo suficientemente severo como para provocar daño en el tejido del cuerpo de uno mismo. Prácticamente todas las personas que se hacen daño a si mismas están sufriendo en silencio; se les desanima la expresión emociones. Paradójicamente, el daño autoinfligido provoca sentimientos desagradables a las personas que no lo practican: repugnancia, enojo, temor, y disgusto. Estas reacciones a la conducta de una persona hacen que el pedir ayuda sea algo especialmente intimidante.

 

Para aquellos en busca de ayuda profesional, se recomienda que inicie un tratamiento con un terapista que tenga entrenamiento especializado y experiencia. La mayoría de los tratamientos no requieren hospitalización, si bien existen algunos tratamientos que sí requieren hospitalización. Un número diferente de enfoques al tratamiento son utilizados con el daño autoinfligido, incluyendo psicoterapia psicodinámica, terapia de grupo, mantener un diario, y terapia de conducta.

 

El Primer Paso: Obtener Ayuda

 

Tomar la decisión de ayudarse a uno mismo, un familiar, o un amigo que se provoca daño a si mimo es el primer paso para encontrar una forma saludable de manejar sentimientos como el enojo, ansiedad, depresión, miedo, culpa, u odio hacia uno mismo. Varios sitios en la Internet ofrecen ideas de autoayuda. Es posible para alguien aprender a parar el provocarse daño a si mismo por cuenta propia, sin tratamiento profesional, dependiendo de la severidad del daño que se hayan causado, pero esto puede resultar un poco complicado.

 

Dado que el daño autoinfligido es una conducta que se convierte en compulsiva y adictiva, es increíblemente difícil de parar, aun cuando se reconoce que no es saludable. Cuándo los intentos de desarrollar formas mejoradas de manejar la aflicción aparentan no trabajar a pesar de grandes esfuerzos, es mejor reconocer la confusión y el dolor, y buscar apoyo profesional.

 

Adolescentes y jóvenes adultos que desean la ayuda de expertos para superar la conducta de provocarse daño a si mismos, pero aún no desean traer el asunto a al atención de sus padres, encargados o amigos, pueden reconocer depresión y sufrimiento como el foco inicial y una vez en terapia, pueden traer el asunto en confidencia a un profesional que le ayudará a crear nuevas estrategias para salir adelante.

 

Según lo establecido anteriormente, las causas relacionadas con la raíz de esta conducta no siempre son conocidas, más sin embargo, una teoría que ha prevalecido es que algunas personas nacen con una predisposición biológica a ser muy emotivas. Por consiguiente, experimentan un ambiente que no satisface sus necesidades. Cuándo no están calmados, se intensifican los sentimientos negativos hacia sus custodios o hacia ellos mismos y los esfuerzos para reducir la angustia toman un camino equivocado. El dilema comienza cuando el niño o la niña no es capaz de tolerar emociones negativas sin hacer algo impulsivo para tratar de detenerlas; como resultado pueden tener dificultades para formar buenas relaciones con otras personas.

 

Para las personas que experimentan estos patrones de comportamiento establecidos el solicitar ayuda para aprender a detener el ciclo es una tarea extremadamente difícil. Sin embargo, el acto de solicitar ayuda, por si solo, crea una esperanza de que las cosas pueden ir mejor. El stress post-trauma puede aliviarse. Para mejorar su vida, la persona que se provoca daño a si misma tiene que hacer el compromiso de parar cualquier forma de hacerse daño. Cada que vez que esto ocurre se fortalece la creencia de que es la única solución. Muchos piensan que son personas terribles y merecen el dolor por serlo o permitir que así sea. Es imposible una vida agradable para aquellos que se provocan daño a si mismos.

 

Relaciones de Familia y Salud: Una Jornada Educativa

 

Una vida agradable en el hogar puede incrementar las posibilidades de que los niños eviten muchos peligros durante la adolescencia. Los niños que experimentan una relación afectuosa, calurosa y sólida con sus padres quienes demuestran respeto por sus niños, interés en sus actividades, y establecen firmes limitaciones para esas actividades, pueden evitar actividades ilegales, drogas, uso indebido del alcohol, presiones de grupo negativas, delincuencia, expresiones sexuales y baja autoestima.

 

En la planificación para una paternidad exitosa hay tres áreas principales que son esenciales para la relación padres-hijos: Conexión; Supervisión; e Independencia Psicológica. Además, los padres que esperan que los hijos, en ocasiones, actúen de forma inapropiada, aún así deben preparase para esa conducta dándole participación a los hijos en la creación de reglas y consecuencias, en el proceso pueden descubrir el placer de la jornada, y el éxito de sus hijos en el camino.

 

La combinación de conexión, monitoreo, y autonomía psicológica puede resultar sencillo en su brevedad, de todos modos las guías a seguir pueden resultar frustrantes, para aquellos que se sienten perdidos, y traducir ideas generales en conductas específicas y estas en patrones de interacción puede ser retador y complicado. Cuando uno o ambos miembros ya están profundamente arraigados a patrones de interacción menos productivos, las tareas parecen imposibles.

 

Hay asistencia disponible a través de libros, casetes y clases. Programas de salud comunal, escuelas públicas, y bibliotecas ofrecen buenos recursos. Servicios de consejería también están disponibles en centros de salud mental y a través de práctica privada. Sin un poco de dirección algunos padres caen fácilmente en la trampa de concentrarse en intentar controlar a su hijo en lugar de intentar controlar el comportamiento del niño o niña. Los padres que aprenden la diferencia y adquieren conocimiento de nuevas destrezas para poner en práctica disfrutan de mayor éxito y mucha menos desesperación. Los padres que solicitan ayuda y apoyo en sus comunidades, vecindarios, escuela, o de profesionales aprenden a ser más exitosos y experimentan confianza y jubilo.

 

Referencias

 

Brigham Young University’s Family Studies Center

(www.focusas.com/parenting.html)

 

1-2-3 Magic Parenting: Discipline without arguing, yelling or spanking.

(www.parentmagic.com)

 

Deb Martinson; Focus Adolescent Services

(www.focusas.com/selfinjury.html)

 

Center for Young Women’s Health

(www.youngwomenshealth.org/si.html)

 

David Roberts, of Healthy Place

(www.healthyplace.com)

 

Dialectical Behavior Therapy (DBT) a type of psychotherapy used for reducing self-injury and suicidal behaviors

By Dr. Sarah Reynolds

 

The 7 Habits of Highly Effective PeopleBy Steven Covey

 

The 7 Habits of Highly Effective FamiliesBy Steven Covey

 

Reviving OpheliaBy Mary Pipher, PhD.

 

The Shelter of Each Other: Rebuilding Our FamiliesBy Mary Pipher, PhD.

 

The Scarred Soul: Understanding and Ending Self-Inflicted ViolenceBy Tracy Alderman, PhD.

 

A Bright Red Scream: Self-Mutilation and the Language of PainBy Marilee Strong

 

The Hurried ChildBy Dr. David Elkind

 

The Dance of Connection: How to Talk to Someone When You’re Mad, Hurt, Scared, Frustrated, Insulted, Betrayed, or DesperateBy Harriet Lerner

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